Juegos de la Edad Tardía
miércoles, abril 19, 2006
Cómo no, tenía que dedicarle un post a esta novela, entre las mejores que se hayan escrito nunca en lengua castellana (y, vamos, en cualquier otra lengua).
Me la regalaron a principios de 1.990, en una época en la que había dejado los estudios (por primera vez) para dedicarme a escribir en exclusiva. Contaba 17 años e iniciaba una etapa en la que fui capaz de escribir más de 3.000 páginas en un solo año, y en la que leí, en el mismo período, cerca de 600 libros. Jamás he vuelto a ser tan prolífico en ninguna de las dos actividades.
Luis Landero escribía desde joven, más como hobby que como profesional. Y dedicó muchos años a esta novela. Y tuvo muchas dificultades para verla publicada. Ya dediqué otro post a «La conjura de los necios», obra que casi perdemos para siempre (desgraciadamente, perdimos a su escritor). Desde entonces ha publicado poco, pero siempre bueno, aunque nada tan magistral como esta pieza de ensueño.
«Juegos de la edad tardía» está escrita maravillosamente: estructura clásica, perfección gramatical, metáforas deslumbrantes, ritmo casi poético… Pero es que además tiene un argumento que engancha, que fascina y con el que podemos sentirnos identificados cualquiera de nosotros. La realidad y el deseo. La posibilidad de volver a empezar. El fracaso y el éxito. La búsqueda de la felicidad, la nuestra, única, a cualquier precio: incluso el de perder la propia cordura. Obra emparentada directamente con los clásicos, y sobre todo con Cervantes y Faulkner, y con los poetas de la generación del 98.
Una lectura casi obligada (hay que leer por placer) y que tiene que estar ya en nuestros institutos, al lado de otras obras maestras de nuestra literatura del siglo XX como «Tiempo de Silencio», «El Camino», «La Familia de Pascual Duarte», «Nada» y tantas otras…
A mí me deslumbró. A mí me animó a seguir leyendo/escribiendo. A mí me hizo seguir soñando.