Tierra en el Paladar
jueves, abril 17, 2008
Te llevé pegada en la piel
Te arrastré asida de
una mano que se esforzaba
en ser lengua
o lazo
o inmenso continente
Te mostré los brotes
que mi origen terminó apagando
en planicies estériles
Te llevé confundida
en mis pupilas,
petrificada en un sueño
que sólo saben identificar
las estatuas
Te di de beber la sangre
que cimentó esta creación
infinita
Entonces
me miraste asustada,
vomitaste
tierra y me dijiste:
«tengo que escapar de ti»
Algún día, en breve, explicaré el sentido de este poema, que toma prestado su título de una novela corta mía que se perdió en la noche de los tiempos.