El Jugador
martes, mayo 09, 2006
Dostoievski es, junto a Mann (al que ya dediqué un post) y Faulkner, aunque estos en segundo lugar, el autor que más influyó en mi adolescencia, y todavía mi prosa y mi manera de concebir las novelas tienen mucho que ver con él. Hubo un tiempo (con 15 años) en el que leía y releía sus novelas. Y la que más me gustaba, sin duda, era ésta.
El jugador no será posiblemente la mejor novela de Dostoievski (seguramente lo sea Crimen y Castigo), pero para mí es la más excepcional, y con la que me sentí más identificado. Esa forma de transmitir las pasiones humanas (por el juego, por el dinero y, sobre todo, por el amor) no encuentra parangón en ninguna otra de sus magníficas obras. Alexéi Ivanovich (protagonista y alter-ego del propio autor) y sus desventuras con la ruleta y con la joven y caprichosa Polina son una delicia, recomendable para cualquier lector.
La obra, muy crítica con la nobleza, nos va dibujando una serie de personajes, en los que las bajezas y mezquindades humanas son reflejadas con gran maestría. Además, los giros que el devinir de los acontecimientos hace que los personajes hagan en sus comportamientos, demostrando la incoherencia y la locura de nuestra propia mentalidad, rearfiman a Dostoievski como un gran escrutardor de la sicología humana.
El jugador fue escrita bajo una gran presión, ya que las deudas auciaban al genio ruso, y pese a ello salió una obra maestra.
No hay excusa para no leer esta maravilla de menos de 200 páginas, disponible en numerosas ediciones de bolsillo, y que incluso se puede descargar de manera legal en algunas bibliotecas virtuales.