Así soy yo (Autobiografía ELF – 6ª parte)

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viernes, abril 22, 2011

Exactamente dos años y medio desde el último post recupero esta sección, especialmente por las reiteradas peticiones de muchas personas. Y se la dedico a mi buen amigo Iván, que me insistió tres veces, con buenos argumentos, y ya no lo hizo más. Va por tí, Iván.
En 1982 sucedieron un montón de cosas. Tantas que se apelotonan en mi cabeza y ya no sé si mi cerebro las procesa adecuadamente o no. Por ejemplo, acababa de cambiar de colegio, a uno mucho más grande, con un patio enorme, dos pistas deportivas, cientos de alumnos, ¡y que hacía poco había sido inaugurado por el Rey! Vamos, una pasada. Ese año pasé a tener llaves de casa, a tener un sueldo mensual, y se forjaron amistades que duran hasta hoy mismo (sin ir más lejos JL, que ahora con frecuencia suele dejar algún comentario en el Blog).
Aquel 1982 fue también el año en el que lanzaron el ordenador Spectrum, el que me llevó de cabeza hacia la informática y el ocio digital. Recuerdo verlo en otras casas (a la mía tardó un poquito, porque no nos lo podíamos permitir) y morirme de sana envidia. Aunque no lo tenía, me compraba revistas y programaba en Basic, preparando el terreno para cuando pudiera estar en mi habitación.
También en el 82, pese a que ser director de cine seguía siendo mi sueño, empecé a obsesionarme con la literatura. Los libros de Agatha Christie y Miguel Delibes tuvieron mucho que ver, y por eso me salían breves historias que eran calcos de la primera o del segundo (cuyos estilos y temáticas, por cierto, nada tenían que ver).
Pero claro, el cine era el cine, y ¡menudo año! Sólo por señalar algunas decir que Blade Runner, ET, Rambo (Acorralado), Poltergeist, Tron o Gandhi, fueron estrenadas ese año. ¡Cómo no iba a aficionarme al cine!
En el 82 comencé a hacer deporte, pues hasta entonces era de esos niños «raritos» a los que sólo gustan los libros. Dos acontecimientos contribuyeron a tan notable cambio: el Mundial de Fútbol, que se celebró en España, y el filme Carros de Fuego, que casi obligó a mis piernas a ponerse en marcha, y desde entonces… Y claro, esa Real Sociedad que ganaba títulos a pares también ayudó lo suyo.
Ese verano hice la Primera Comunión, aunque ya inmerso en un mar de dudas. Aunque era monaguillo desde antes de tomar la Comunión , o quizá por esa misma razón, y había sido muy creyente, las preguntas me atenazaban. Y el pobre cura de mi barrio, un santo, tenía que soportarme. Al final iba a la iglesia por costumbre, pero casi sin ninguna convicción, o más bien diría ya casi convencido de que las religiones eran un invento humano desde hacía más de 5.000 años para responder a lo que no tenía respuesta y para evitarse asumir que la vida se termina con la muerte y punto.
También la política irrumpió con fuerza. Si ya el año anterior entre el 23-F y las reuniones sindicales de mi madre (a las que íbamos porque no tenía con quién dejarnos) me picaba el gusanillo, Felipe González y la victoria sensacional del PSOE en la Generales terminaron de ir cimentando mi espíritu socialdemócrata.

Y en la música, pues bueno, también fue un año genial. He colgado algunos temas que fueron número 1 y que todos recordamos. Pero yo me quedo con ese Amor de hombre, de Mocedades, que lo mismo servía para recordarme a Esther, pues ambos habíamos cambiado de colegio, que para comenzar a pensar en mi nuevo amor, R.C., que debía llevar en secreto pues le gustaba mucho a uno de mis mejores amigos. En fin…

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