Philosophia por Enrique Laso (III)
miércoles, marzo 28, 2012
En estos días tenemos pruebas palpables de lo que El Miedo puede hacer con la conciencia colectiva. El Miedo ha explicado, explica y explicará algunos de las mayores atrocidades de la Humanidad. Pero también, pasando de lo general a lo particular, meditar sobre nuestros miedos nos permitirá conocernos mejor.
El ser humano ha sentido miedo desde su alumbramiento. En ocasiones un miedo comprensible y lógico (a los depredadores, a las inclemencias del tiempo, a la sed o al hambre), pero en muchas irracional (cambios de estación, eclipses, animales u otros seres humanos desconocidos…) y casi rozando lo psicótico.
El miedo, como ya comentamos en una entrada anterior, explica buena parte de las creencias absurdas o inverosímiles. Magia, deidades, ritos, manías y demás farándula suelen estar vinculados con el miedo a la muerte, a las enfermedades o a perder algo que hemos conseguido.
Pero el miedo también es origen de la violencia y la brutalidad en unas ocasiones, y de la pasividad o el conformismo ante las mismas en otras. No es posible comprender el auge y apogeo del, por ejemplo, nazismo, sin en primer lugar hacer un estudio concienzudo del miedo a la pobreza, del miedo al extranjero, del miedo al diferente y del, en último término, el miedo al poder.
Fabulosas novelas, como 1984 de George Orwell, o La Peste de Albert Camus, por citar algunos ejemplos magistrales, abordan con iluminada certeza el impacto que el miedo produce en nuestras conciencias y nuestra forma de actuar, llegando a anularnos por completo, cuando no a modificar absolutamente nuestras conductas y principios.
Racionalizar nuestros miedos es la única manera de hacerles frente. Tras este primer proceso, llega el momento de sopesar: qué perdemos y qué ganamos haciendo frente a dichos miedos. El espíritu innato de supervivencia de todos los animales en general, y especialmente de los seres humanos en particular, suele desembocar en un hecho terrible: cualquier sometimiento es bueno con tal de seguir existiendo.
El miedo, como herramienta terrible y eficaz de control, será abordado más adelante en nuevas entradas, pues un tema tan complejo no puede quedar limitado a unas someras reflexiones.