Dylan Thomas
viernes, mayo 26, 2006
Quizá el último poeta maldito, Dylan Thomas ha ejercido desde siempre una influencia muy poderosa en mi forma de escribir, de acercarme a los temas y de jugar con las palabras y su significado. De un tiempo a esta parte esa influencia se ha ido diluyendo, pero nunca negaré el poso que ha dejado en mi poesía.
Nacido en Gales, fue un poeta precoz, a la sombra de un padre que había fracasado como escritor, y que quiso que su hijo obtuviera el éxito que a él se le había negado. Se reconoce como un enamorado de las palabras, de su fuerza y musicalidad. Y a fe que supo exprimirlas.
Ajeno a las corrientes estéticas de su época (básicamente el surrealismo), Dylan supo construir un mundo propio y original, que considero le hará ser un poeta perdurable en el tiempo. Algunas de sus poesías tienen una belleza extraordinarías, con metáforas inverosímiles, de gran fuerza evocadora y lírica.
Desgraciadamente, este genio nos dejó pronto, y murió relativamente joven (con apenas 39 años), machacado por el alcohol. No sabemos hasta dónde hubiera llegado, pero quizá era su sino acabar así.
Dos curiosidades: se suele decir que era un magnífico orador, y solía hacer lecturas tanto en la radio como en la BBC (hay muchas disponibles en internet), aunque a mí me parece un tanto histrionico; por otro lado, también se asegura que Bob Dylan adoptó el apellido del poeta, aunque el propio cantante siempre lo ha negado… quién sabe.
Os dejo un fragmento de mi poema de Dylan favorito:
La fuerza que por la verde espoleta impulsa la flor
impulsa mis verdes años; la que seca las raíces de los árboles
es mi destrucción.
Y yo estoy mudo para decir a la encorvada rosa
que mi juventud está doblada por la misma fiebre invernal.